El final de la crucifixión de Jesucristo.
La pasión redentora, de Jesucristo, concluyó, hace, dos mil años, definitivamente, cuando, Jesucristo, exclamó, en la cruz: “Consumado es”
Y posteriormente, cuando, poco después, Jesucristo, exclamo, al Padre:
“En tus manos, encomiendo, mi espíritu”
El Padre, eterno, inmediatamente, durmió, en el sueño eterno, del reino de los cielos, el cielo, y la eternidad, al cuerpo de Cristo, y por tanto, el cuerpo de Cristo, a causa de este sueño, profundísimo, dejó de respirar, dejó de latirle, su corazón, y se convirtió, en un diamante, mientras, Jesucristo, en sueños, atravesaba, un túnel, muy oscuro, a toda velocidad, y por tanto, ya solo restaba, que, ese cuerpo de Jesucristo, salvado, por Dios, de la muerte cadavérica, se volviera, invisible, a los ojos del mundo….
Y como, Jesucristo, se lo había pedido al Padre, de exprofeso, en el huerto de los olivos, el día anterior, en lugar de volver invisible, en esa cruz, a la vista de todos sus enemigos, a ese cuerpo de Cristo, lo volvió, invisible, unas horas después, cuando, todos, lo perdieron de vista, en el sepulcro.
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