El perdón de las ofensas.
Supongamos, que, a una persona (A), le resta, por sufrir, una poca cantidad, de mal, [R (P)], para, poder liberarse, del mal, para siempre.
Y ahora, supongamos, que a una persona (B), le da, por ofender, a la persona (A), de forma repetitiva, y por tanto, esa persona (A), y por medio, de los sufrimientos, asociados, a esas ofensas, que le hace, la persona (B), logra completar, felizmente, la cantidad de sufrimiento, [R (P)], que, la libera del mal, para siempre, y por tanto, esa persona (A), habita, desde ese momento, en una nueva creación, hecha de un 100 % de bien, y de un 0 % de mal.
Entonces…
¿Qué cabe, esperar?
A / ¿Qué la persona (A), le perdonará, sus ofensas, a la persona (B), inmediatamente?
B / ¿Qué la persona (A), no le perdonará, sus ofensas, a la persona (B), nunca jamás?
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