En el huerto de los olivos…
No se planteó, entre, el Padre, y el Hijo, la crucifixión, o no crucifixión, de Jesucristo, del día siguiente, porque, tanto, el Padre, como, el Hijo, estaban, en un completo acuerdo, para que, Jesucristo, fuera crucificado, al día siguiente, para que, de esa manera, Jesucristo, pudiera quedar liberado, del mal, para siempre, en tan solo, doce horas, y en plena juventud, por medio, de la justicia de Dios.
En el huerto, de los olivos, se planteó, entre, el Padre, y el Hijo, si Jesucristo, al día siguiente, tras su crucifixión, desaparecía, del planeta tierra, en la misma cruz, a la vista, de todos, los presentes (Lo que deseaba el Padre), o bien, Jesucristo, desaparecía, del planeta tierra, en su sepultura, sin que, lo observara, nadie (Lo que, deseaba, Jesucristo).
Y al día, siguiente, se cumplió, el deseo, de Jesucristo, en lugar de cumplirse, el deseo, del Padre, pero, en medio, de densas tinieblas, y un gran terremoto, mandados, por el Padre.
Javier Rubio Ortín
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