La ciencia, la verdad, y la mentira.
La verdad, de una ciencia, incrementa la felicidad, del pensamiento humano, hasta volverla, la plena.
Y la mentira, de una ciencia, disminuye la felicidad, del pensamiento humano, hasta volverla nula.
Y por tanto, una persona, solo se puede denominar, a sí misma, como, científica, si se dedica, con su ciencia, y con todas sus fuerzas, a intentar volver, plenamente felices, a todos los pensamientos, de todas las personas, en general, incluido, por supuesto, a su propio pensamiento.
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