La felicidad, humana, y los viajes.
Si una persona, disminuye, su grado de felicidad, hasta cero, progresivamente, por medio, de una fuerza explosiva (Fuego), piensa, a unos universos, regidos, por unas estrellas, en combustión, cada vez, más asimétricas, y por tanto, con unos velocidades lumínicas, cada vez, más grandes, y por tanto, estos viajes, conducen directamente, a las personas, a unas vidas, cada vez, más asimétricas, o más parecidas, a unos cadáveres.
Pero, si una persona, incrementa, su felicidad, hacia la máxima, progresivamente, por medio, de una fuerza implosiva (Sueño), piensa, a unos universos, regidos, por unas estrellas, en combustión, cada vez, más simétricas, y por tanto, con unas velocidades, lumínicas, cada vez, más pequeñas, y por tanto, estos viajes, conducen directamente, a las personas, a unas vidas, cada vez, más simétricas, que tienden a confundirse, finalmente, con el sueño eterno, del reino de los cielos, el cielo, y la eternidad.
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