Los frutos del cristianismo.
¿Cuáles, han sido?
Pues, unos cementerios, del mundo, sin cadáveres humanos, en sus tumbas, es decir, unas personas, cosmonautas, viajeras, libres, por el cielo, y por los universos, del cosmos, que, se han olvidado, enteramente, de lo que es, el sufrimiento.
Javier Rubio Ortín
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