Santos, siempre, por medio, de la justicia de Dios.

Santos, siempre, por medio, de la justicia de Dios.

 

 

 

 

Es decir, una persona, cualquiera, hombre, o mujer, buena, o mala, se vuelve, santa, es decir, se vuelve, un cosmonauta de Dios, santo, eterno, inmortal, y viajero, libre, por toda la creación, únicamente, cuando, esa persona, hombre, o mujer, buena, o mala, ha sufrido, de parte, del mundo, una cierta cantidad finita, de mal, [R ^], que es diferente, para cada persona, diferente.

Es decir, no existe, ninguna moral, capaz, de volver, a las personas, santas, es decir, la única ley, que vuelve, a todas las personas, santas, es la ley, de la cruz de Cristo.

Y por tanto, santificar, a una persona, por otro motivo diferente, al de la cruz de Cristo, es desvirtuar, a esa cruz de Cristo, y por tanto, es desvirtuar, a las palabras de Jesucristo, pronunciadas, antes de iniciar, su pasión.

Jesucristo: “Yo me santifico, a mi mismo, por medio, de mi crucifixión, totalmente deseada, o totalmente voluntaria»

 

 

Be First to Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *


9 × ocho =