Una persona moribunda.
Tiene, ante sí, tres posibilidades, a saber:
1ª Dormirse en el cielo, y desaparecer, por tanto, del mundo, como, fue el caso, del patriarca Enoc, o como, fue el caso, de la v. María.
2ª Tender siempre, a convertirse, en un diamante gigante, de gran belleza (Regularidad).
3ª Convertirse, en gases, morirse, o convertirse, en un horrible cadáver.
Javier Rubio Ortín
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