Vivir, sin aire….
Una persona, dormida, es una persona, que tiene, una tendencia, más, o menos, grande, a vivir, sin aire.
Y cuanto, más feliz, es el sueño, de esa persona, menos aire, necesita, esa persona, para, vivir.
De manera, que, si el sueño, de esa persona, sobrepasa, a un cierto grado, de felicidad, entonces, esa persona, deja, de necesitar, aire, para vivir, enteramente.
Esa persona, por tanto, es muy feliz, durmiendo, y no necesita, de aire, para vivir.
Esa persona, se convierte, por tanto, en el argumento, de un sueño, muy feliz, es decir, un sueño, eterno, inmortal, sin vigilia, alguna, de por medio.
Pero, si el sueño, muy feliz, de esa persona, tiende a disminuir, su grado, de felicidad, mucho, entonces, esa persona, vuelve, a tener, una vigilia, de nuevo, y por tanto, esa persona, vuelve a necesitar, el respirar, de nuevo, aire, para vivir.
Y de esta manera, esa persona, por tanto, puede respirar, aire, o no respirar, aire, las veces, que, así, lo quiera, libremente, y durante, los tiempos, que así, lo desee.
Y una persona, despierta a la vigilia, es una persona, que tiene, una tendencia, más, o menos, grande, a vivir, con aire.
Y cuanto, menos feliz, es, esa vigilia, más necesita, esa persona, vivir, con aire.
De manera, que, las personas, moribundas, son las personas, que más necesidad, tienen, de respirar, aire.
Javier Rubio Ortín
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