El egoísmo de Jesucristo.
Jesucristo, hace dos mil años, soñaba, con liberarse, a sí mismo, del mal, para siempre, y con liberar del mal, asimismo, a otras personas, también, para siempre.
Pero, Jesucristo, quería alcanzar, estos objetivos, de una manera, completamente justa, es decir, según la justicia de Dios, y además, los quería alcanzar, en tan solo, unas, breves 12 horas.
Y por todos estos motivos, Jesucristo, planificó, su propia crucifixión, con la ayuda de su discípulo, Judas, y con la ayuda, de sus enemigos, los fariseos.
Y cuando, Jesucristo, exclamó, en la cruz:
“Consumado es”
Quiso decir:
“Objetivo cumplido”.
Y poco después, Jesucristo, exclamó, al Padre:
“En tos manos, encomiendo, mi espíritu”
Y por tanto, el Padre, durmió, a la persona, de Jesucristo, en el reino de los cielos, el cielo, y la eternidad, sin ningún dolor de por medio, pero, posteriormente, no volvió, a su cuerpo dormido, invisible, en el mundo, hasta que, todos lo perdieron de vista.
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