El pecado, de un joven, y el pecado, de un anciano.
Un joven, y un anciano, si habitan, el interior tenebroso, del planeta tierra, pecan, o son, unos pecadores.
Pero, como, toda persona, pecadora, cuando, termina de sufrir, en el planeta tierra (Mundo), una cierta cantidad, de mal, cuya magnitud, puede ser, igual, o inferior, a los sufrimientos, de Cristo, se limpia, enteramente, de su pecado, entonces, suele suceder, que, el pecado, del joven, es mucho, más grande, que, el pecado, del anciano, sencillamente, porque, ese anciano, ha sufrido, mucho, más, que, ese joven, en el planeta tierra.
DE manera, que, por ejemplo, el pecado, de un anciano, centenario, con toda seguridad, es insignificante, pues ese anciano, centenario, ha sufrido ya, mucho, en el planeta tierra, a lo largo, de muchos años, de vida mundana, y por tanto, a ese anciano, le queda, muy poco por sufrir ya, para poder limpiarse, enteramente, de todo, su pecado.
Javier Rubio Ortín
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