Ser felices, y ser racionales.
La racionalidad, de una persona, es siempre, directamente proporcional, a su grado de felicidad.
De manera, que cuando, las personas, somos, plenamente felices, o somos, muy felices, en el sueño eterno, del reino de los cielos, el cielo, y la eternidad, las personas, somos, completamente racionales.
Y después, cuando, nuestra felicidad, empieza a decrecer, más, y más, las personas, nos convertimos, en unos sueños irracionales, de bebés.
Y por último, cuando, nuestras felicidades, se hacen mínimas, en la vigilia atroz, del mundo, nuestra irracionalidad, crece, más, y más, hasta hacerse, la máxima, en los ancianos, con Alzheimer.
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